Noviembre 29/2012
Hemos visto cien películas: cien semanas, una tras otra, sin parar. Y los gatos persisten buscando huesos y sorpresas.
En esta ocasión fue "12 angry men", un film de los años cincuenta. En ella vemos a un jurado reunirse a deliberar sobre la vida de un hombre y sobre la seriedad que adquiere este acto. Pareciera ser, al principio, que la decisión es fácil y no hay más que ceñirse a los hechos de un aparente asesinato.
La maestría de esta película consiste en escenificar el hecho de que todo debe ser sometido a una "duda razonable", más cuando se ha de decidir si alguien va a la silla eléctrica y debemos reconocerlo culpable, así, sin más; demuestra, en consecuencia, que quienes deciden esto, en últimas, pueden ser culpables del mismo asesinato, o de crearlo.
J.D. Sáenz
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